Por Alfredo Germignani
Escritor / Jóvenes K Chaco
DNI: 27.995.961
La ciudad de Resistencia debe sumarse a la transformación cultural impulsada en la Argentina desde el 2.003 y en el Chaco desde el 2.007. La llegada de Néstor Kirchner inauguró una nueva etapa de cambios profundos en el país, cambios que permitieron recuperar la confianza y la esperanza en el país, devolviendo a millones de jóvenes argentinos el sueño colectivo de un país distinto, que –tal y como dijo la Presidenta Cristina Fernández–“podemos y vamos seguir haciendo distinto entre todos”.
El Chaco se sumó a ese mismo sueño hace casi cuatro años. Desde entonces, la transformación cultural se erigió sobre los pilares de la participación política, de la construcción colectiva, de la inclusión social, que en nuestra provincia encontró acaso su síntesis en las políticas culturales impulsadas por el gobierno de Jorge Capitanich, a través de la Subsecretaria de Cultura (Francisco Romero) primero, del Instituto de Cultura (Francisco Romero, Silvia Robles) después.
Sin embargo, hoy Resistencia no integra este mapa cultural de excelencia, está afuera, nunca pudo ser parte de él a causa de una visión sesgada de la cultura como espectáculo panfletario. La cultura como acontecimiento fugaz, pasajero, que no deja más que un mensaje tinellizado de las prácticas artísticas del trabajador, del hacedor cultural.
Resistencia es, por antonomasia, el polo cultural del NEA. Su riquísima diversidad histórica y de “encuentro naciones o de culturas” (chacú: pueblos originarios, inmigrantes, criollos) la convierten no sólo en “la ciudad de las esculturas”, sino también en LA CIUDAD DE LAS CULTURAS. Las culturas no sólo como Bellas Artes: también como espacio colectivo de construcción histórica, donde el encuentro y la comunión de nuestras culturas, de nuestras historias comunes, permite generar y construir valores de solidaridad, de responsabilidad y ética social, para transformar la realidad.
Hace más de 15 años las políticas culturales de la comuna resistente no encuentran cauce, ni dirección, ni camino, ni contenido, ni nada. O, si alguna vez tuvo algo de todo eso, solamente contribuyó a pintar “la caripela” de las cuatro arterias principales de la ciudad. Como si con eso cumplieran, como si con eso resumieran de alguna manera las políticas culturales que debe llevar adelante la administración del Estado, de la cosa pública, de nuestra polis.
Resulta imprescindible que Resistencia se sume a la transformación cultural del país, de la provincia. Las políticas culturales deben florecer aún con más color, con más fuerza, con más vida.
Los jóvenes hemos asumido el compromiso de crear nuevos espacios de participación, que generen más y mejores propuestas culturales en la ciudad, durante el día y la noche. Creemos que el cambio es posible. Creemos con sinceridad que desde nuestras culturas podemos incluir, participar, transformar destinos, soñar, crear, inventar, abrir la cancha. Los jóvenes podemos y vamos ser protagonistas de este desafío, de este sueño; el cambio es hoy, ahora.
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