LOS JÓVENES, OTRA VEZ ESTIGMATIZADOS POR LOS MEDIOS
Por Alfredo Germignani
Jóvenes K Chaco
A partir de un informe elaborado por la Fundación Nelson Mandela, sobre una supuesta “avanzada de drogas y violencia en las escuelas de Chaco” (Norte, pág. 15, viernes 1º de julio), algunos medios de comunicación se encargaron de degenerar la problemática del consumo hasta la pornografía, con el único propósito de estigmatizar a los jóvenes, golpear en el corazón de las verdaderas políticas de inclusión social –impulsadas a partir del 2003 en la Argentina y 2007 en el Chaco– e instalar un clima social y político enrarecido en nuestra provincia.
El tratamiento que le han dado los medios a la problemática del consumo – azuzados por los sectores retrógrados de la derecha más recalcitrante y sus cipayos funcionales–, no sólo es alarmante: también responde a una campaña artera de sistemática distorsión y manipulación de la forma en que el Estado debe pararse a mirar, analizar y dar respuesta a este paradigma universal de índole socio-cultural, como lo es el consumo drogas –empezando por el alcohol.
El sentido que pretenden darle a esta cuestión asusta; so capa de la “buena moral”, la ética, las “buenas costumbres” y otros rubros descartables de ideologías oxidadas, se infiltran en el discurso editorial de los medios de comunicación, como pasó con la edición del miércoles 6 de julio de La Voz del Chaco, que tituló en su página 4 “Cuando los adictos aún van a la escuela…” Es decir, “los adictos”, que por supuesto son todos jóvenes, jóvenes y enfermos (a los que de paso, por añadidura nomás, los relacionan con la violencia porque les deja bien el bondi: “Delincuencia y drogas, un juego peligroso”; página 5 de la misma edición de ese diario), no deben ir a la escuela pública. Deberían encerrarlos a todos, a todos los adictos en algún loquero, porque son drogones y violentos, se habría escuchado por los pasillos de ese matutino.
Eso es lo que se desprende de un titular violento, estigmatizador, falto de responsabilidad periodística y funcional a los sectores que piden palos y mano dura para los pibes. Un titular así está diciendo: “Los adolecentes son violentos, son drogadictos y no deben ir a la escuela. La escuela no debe ser inclusiva, la escuela pública no es para ellos.” Esto, sin contar la exposición absurda que padecieron en esa nota dos jóvenes de 14 y 16 años.
En el 2009, la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso Arriola, Sebastián y otros s/causa 9080, exhortó a todos los poderes públicos a “adoptar medidas de salud preventivas, con información y educación disuasiva del consumo, sobre todo enfocada en los grupos más vulnerables…”
En el misma línea, la ley Nº 26.586 creó el Programa Nacional de Educación y Prevención sobre las Adicciones y el Consumo Indebido de Drogas en el ámbito del Ministerio de Educación de la Nación, cuyo objetivo es orientar las prácticas educativas para trabajar en la educación y prevención sobre las adicciones y el consumo indebido de drogas, en todas las modalidades y niveles del sistema educativo nacional.
Es decir, la escuela es muchas veces un foco que alumbra los conflictos de la sociedad, pero eso no significa que la escuela deba ser estigmatizada de violenta y que a partir de eso aseguren que hay una avanzada de drogas. Pueden decir muchas cosas sobre las políticas de inclusión social de este gobierno nacional y popular, pero lo que no pueden decir, lo que no pueden decir es que no hay una transformación profunda del paradigma en la manera de mirar y abordar una problemática tan delicada como lo es consumo.
Por este carril, en el marco de las reuniones interministeriales convocadas por el Comité Científico Asesor en Materia de Control del Tráfico Ilícito de Estupefacientes, Sustancias Psicotrópicas y Criminalidad compleja del Ministerio de Justicia, el Ministerio de Educación acordó elaborar un plan de prevención del consumo de drogas y que en las provincias se lleva adelante a través de múltiples programas en las escuelas públicas de Chaco; pero siempre conteniendo a los pibes, no expulsándolos ni demonizándolos.
No quiero dejar de lado el contexto en que se realizan estas “denuncias públicas”. Desde luego que hay un trasfondo político en el marco de una campaña artera que impulsa la oposición, en el país y en nuestra provincia, para que estos King-Kong dizque republicanos vuelvan al poder. Esas cosas están a la vista. Las políticas de inclusión social, de participación democrática, de derechos humanos –y tantos etcéteras más–, las impulsó y concretó éste gobierno Nac.&Pop. Ellos no pudieron. Ellos no lo van a hacer. Ellos no quieren hacerlo. Ellos quieren un país con poco, de pocos y para pocos.
Por todo esto es que los medios de comunicación representan un prisma sin igual que organiza la forma en que se mira las distintas problemáticas de una sociedad; de ahí su importancia y trascendencia. El tratamiento que se la da a la información debe estar a esa altura. No pueden hacerle el juego a los mismos facistoides de siempre, cuyos oscuros intereses no representan a nadie, ni quieren otra cosa que generar “caos, caos y más caos”, diría Peter Capusotto.
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